En una de las escalas del Marques de Comillas en Coruña, en 1.946, uno de los tripulantes, amigo de mi padre, le trajo la radio que le había encargado y que durante todos estos años ha estado, primero en casa de mis padres, luego en la nuestra, y por último, hemos querido que “se jubilase” en nuestros apartamentos Loberu, combinando así nuestra morriña por lo que nos dejaron nuestros padres con el orgullo de lo que han realizado nuestros hijos.
Nuestro aparato de radio
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